En otoño, igual que en invierno, las probabilidades de que tu bebé se resfríe son mayores. Eso no quiere decir que en otras estaciones no pueda hacerlo, pero sí hay más posibilidades de que lo haga en los meses más fríos. Y con ello que tenga congestión nasal.
La congestión nasal se puede definir como esa situación en la que la nariz está congestionada o tapada, y nos impide respirar correctamente. Esto puede deberse a un resfriado pero también puede ser por una alergia. En el caso de los bebés, es importante tratarla porque su sistema respiratorio funciona algo diferente al de los adultos.
Congestión nasal en bebés: lo primero que debes saber
Un bebé tiene congestión nasal cuando la nariz la tiene tapada, le gotea y además le cuesta respirar. Eso provoca que no pueda descansar bien, que esté irritable y muy cansado. Y todo es debido a que afecta a su sistema respiratorio, que es un poquitín diferente al de los adultos.
Para empezar, has de saber que los bebés, como respiran bien, es por la nariz. Por tanto, si esta está tapada, el bebé se sentirá muy mal porque estará agobiado por no poder respirar por ese lugar que es por donde lo ha hecho siempre.
Un bebé no respira por la boca hasta los seis meses, que es el tiempo que necesita el sistema respiratorio para madurar y poder respirar de manera adecuada. Además, también se entiende ya que, mientras dura la lactancia, conforme va tragando por la boca la leche, la nariz le sirve para respirar.
Ahora bien, las vías respiratorias de la nariz no puede decirse que estén completas, en realidad no lo están. Por ponerte un ejemplo, la trompa de Eustaquio es más corta y horizontal que la de los adultos, y las fosas nasales tienen un diámetro muy pequeño. Por todo esto, cuando se produce una congestión nasal, lo pasan bastante mal.
¿Qué hacer para tratar la congestión nasal en bebés?
Has de saber que, uno de los problemas de la congestión nasal en bebés es que estos no saben sonarse. De hecho, los niños no aprenden a hacerlo hasta los cinco años o más. Por tanto, cada vez que tienen congestión nasal, su nariz se tapona y, aunque ya respiren por la boca, no saben cómo expulsar ese líquido y mocos de su nariz.
Para ayudarles, algo que vendría bien que les enseñaras es a hacer limpiezas nasales diarias. Aunque no lo creas, prevendrá la congestión nasal y además ayudará a que tengan limpia esa zona cuando estén resfriados o tenga rinitis.
Sin embargo, hay más cosas que puedes hacer para la congestión nasal en bebés.
1. Cuida la higiene de la nariz
Cuando tiene una congestión nasal, el objetivo que tienes es que esta pase cuanto antes. Pero también necesitas que la nariz esté lo más limpia posible para que respire bien. Por eso, aparte de lo que te pueda recetar el pediatra para tratarlo, ya sea por un resfriado o por una rinitis, lo importante es la higiene nasal.
Por eso, cada poco tiempo, conviene ver si se le ha obstruido de nuevo, hacerle lavados nasales a menudo y estar pendiente de que no haya mocos o de que ese líquido que le sale se le elimine cuanto antes.
2. Agua con sal
El agua con sal es un remedio casero de los que se usan y se sabe que funcionan al 100%. Se trata de mezclar un vaso de agua con una cucharada sopera de sal (salvo que puedas conseguir agua de mar, que sería aún mejor) y utilizarla como si fuera suero fisiológico (del que te hablaré a continuación). Eso sí, si es agua con sal, recuerda que lo mejor es que esté esterilizada (en algunas farmacias también la puedes encontrar).
Suele ser más natural que otros remedios, y a muchos bebés les funciona mejor. Pero ya dependerá de cada caso.
3. Suero fisiológico
Otra opción que tienes para limpiar la nariz por una congestión nasal en bebés es el suero fisiológico. De hecho, tu pediatra seguro que te lo ha comentado ya y habrás ido a la farmacia a por él para utilizarlo.
El suero fisiológico se recomienda que se usa unas tres veces al día porque eliminará la mucosidad y hará que el bebé respire mejor. Sin embargo, algo que algunos advierten es que el suero fisiológico reseca, y no es de extrañar que veas a tu bebé con la nariz más enrojecida o despellejada por ese motivo. No te asustes, que en principio no pasa nada. De hecho, hasta dicen que es bueno porque así no tiene tanto líquido y no se tapona tanto.
Pero si prefieres usar otros remedios, ya tienes también opciones.
4. Aprende la forma de limpiar su nariz
No tengas miedo a limpiar la nariz del bebé. Es algo que puedes hacer sin problema y no significará que vayas a ahogarlo. Lo que necesitas es escoger si vas a usar suero fisiológico o agua de mar e introducirlo por la nariz, con una pulverización, o con una jeringuilla.
Para ello, necesitarás que la cabeza del niño esté inclinada a un lado (normalmente el lado por donde vas a introducirlo) para pulverizar (si es spray) o meter la jeringa (sin agua) y empujar para que el líquido entre rápido y limpie toda la cavidad nasal. Luego deberás inclinar la cabeza al otro lado y repetir el mismo proceso.
Al principio, es molesto para los bebés, incluso es posible que llore, pero aprenderá pronto que mejora su capacidad para respirar y no será tan complicado hacerlo.