La llegada del verano es alegría para muchos, pero un embarazo en verano es duro. Bastante duro. De hecho, no hablamos ya de los primeros meses, sino también de los últimos, en los que el peso puede hacerte sentir más hinchada y, con ello, tener mucho más calor…
Pero, ¿sabes todos los peligros a los que te enfrentas con un embarazo en la época estival? Descúbrelos todos para poder prevenirlos y que no te pase nada.
Un embarazo en verano, signo de peligro
El verano se caracteriza por tener altas temperaturas, pero también porque cambiamos nuestros hábitos. Las vacaciones, los viajes, comidas con amigos y familia… hacen que la salud de las embarazadas se pueda poner en peligro.
¿Y cuáles son esos peligros más graves a los que prestar más atención?
Deshidratación
En general, todos debemos hidratarnos varias veces al día. Teniendo en cuenta que nuestro cuerpo está formado por un 75% de agua, las altas temperaturas pueden hacer que perdamos agua a través del sudor o simplemente por evaporación. Por eso, hay que beber agua.
Las mujeres con un embarazo en verano, así como los niños y los ancianos son los colectivos con más riesgo de deshidratación. Y si tenemos en cuenta que, al estar embarazada, necesitas beber más agua para cubrir también las necesidades del feto, esta no te puede faltar nunca.
A eso tienes que unirle que, si presentas náuseas y vómitos, estar perdiendo líquidos, aunque no lo quieras, y eso hará que sufras de deshidratación.
¿Qué hacer entonces? Beber agua, mucha. Conviene no salir a la calle sin agua o, en caso que no se tenga, pararse y comprar una botella o beber algún líquido mientras se descansa un poco.
Mareos
Si estás en el primer trimestre de embarazo en verano sabrás de lo que hablamos. Pero también si estás en el segundo o el tercero. El calor en general hace que los vasos sanguíneos se dilaten, y eso baja la tensión. Lo que puede provocar que, si eres de tener la tensión baja, te den mareos habitualmente, y estos llegan a ser peligrosos por la vida de la madre y la del bebé (un golpe en la cabeza, en la barriga…).
En este caso lo que más se puede hacer es descansar y procurar estar en un ambiente fresco para no sufrir con el calor excesivo que pueda haber.
Inflamaciones
Pies, tobillos, manos… El hecho de que los vasos sanguíneos se dilaten hace que disminuya el retorno venoso y con ello que salgan edemas o inflamaciones.
También el peso del bebé puede jugar en contra en un embarazo en verano.
Manchas en la piel
Concretamente en la cara, pero lo cierto es que también podrías vértelas en otras partes del cuerpo. Un embarazo en verano se suele llevar con menos ropa por el calor, y eso hace que el sol pueda incidir sobre tu piel. Pero si además le sumamos el hecho de que durante los nueve meses hay trastornos hormonales, estos pueden causar la aparición de manchas en la cara y en el cuerpo en general.
Por eso, para intentar mantener la piel intacta, acuérdate de echarte crema solar de protección alta, así como crema hidratante para mantener la piel hidratada.
Malformaciones
¿Sabías que un embarazo en verano, cuando este se da en el primer trimestre de embarazo, puede provocar malformaciones en el bebé? Pues sí, al parecer, cuando se eleva la temperatura corporal de la madre, y este aumento es muy prolongado, eso hace que se produzcan malformaciones fetales.
Por eso se recomienda a las embarazadas no llevar a cabo ninguna actividad que pueda elevar su temperatura por mucho tiempo para evitarlas.
Abortos
Relacionado con lo anterior, los abortos son otra de las consecuencias que pueden suceder debido a un aumento de la temperatura corporal, provocada en muchos casos por un exceso de calor ambiental.
Diabetes gestacional
Si bien este problema puede aparecer en cualquier momento del embarazo, y también en cualquier estación del año, el verano, debido a los cambios de alimentación, de hábitos, y el calor, puede aumentar la probabilidad de sufrirla.
En este caso hay que seguir un tratamiento con insulina, como si se tuviera una diabetes normal, solo que, pasado el embarazo, lo normal es que la mujer no necesite insulina de nuevo.
Aun así, aquellas que sufren de diabetes gestacional en el embarazo en verano pueden tener más complicaciones para sobrellevarlo, debido a que sentirán un mayor agotamiento por el calor.
Solución a la diabetes no hay, pero sí conviene mantener la hidratación, no salir en las horas de más calor y procurar llevar un estilo de vida lo más saludable posible.
Si vas a vivir un embarazo en verano, ten en cuenta estos peligros para prevenirlos y que no tengas problema en que marche todo bien y pronto puedas ver la carita de tu bebé entre tus brazos.