Cuadernos, libros, cuadernos, libretas, estuches… Estos son tan solo algunos de los útiles que los más pequeños tienen que llevar dentro de sus mochilas escolares. Y es que son tantos los materiales que tienen que cargar que es crucial que muchas veces terminan llevando más peso del que deberían.
Las mochilas escolares tienen que ofrecer un diseño pensado para proteger el cuerpo de los niños. Todo esto, con el fin de evitar dolores musculares y posibles lesiones, tanto en la espalda como en el cuello.
La mochila tiene que tener el tamaño adecuado
Es muy común ver a pequeños niños con grandes mochilas que les sobresalen por todo el cuerpo. Esto no resulta recomendable, ya que significa que se trata de un modelo más grande del que debería usar.
¿Cómo saber qué tamaño elegir? Para saber que una mochila tiene el tamaño adecuado, lo primero que hay que hacer es colocarla sobre los dos hombros. Después hay que ajustar las correas de tal manera que la parte superior coincida con el inicio de la espalda y termine justo a la altura de la cintura. En el caso de que supere la altura de la cintura, quiere decir que se trata de un modelo grande.
Los compartimentos son claves
Hay que optar por mochilas que tengan más de un bolsillo. La idea es que cuente con diferentes espacios que permitan distribuir los objetos y de esta manera equilibrar el peso.
Se recomienda que los libros y cuadernos, que son los útiles más pesados, vayan en el medio, apoyados sobre la espalda; el resto de los elementos se pueden distribuir según resulte más cómodo.
Mochilas con ruedas: ¿si o no?
Las mochilas escolares para niñas con ruedas son un tema de debate entre los profesionales de la salud.
La realidad es que se trata de una opción muy útil para que los niños y niñas puedan llevar sus cosas sin tener que cargar todo el peso sobre la espalda. Aunque, hay algunos especialistas que aseguran que pueden llegar a lastimar el hombro y el brazo.
El secreto, tanto al usar modelos con y sin ruedas, es que la carga de las mochilas no supere el 10% de su peso corporal. Si bien esto puede parecer todo un desafío, se puede poner en práctica fácilmente enseñándole a los niños a llevar tan solo lo que sea necesario.
Es clave realizar una buena inversión
Hay un dicho que dice: ‘lo barato sale caro’, y no hay nada más real que esa frase, sobre todo cuando se habla de accesorios que reciben un uso rudo, como lo son las mochilas.
Lo importante es priorizar elegir un modelo confeccionado con materiales que sean resistentes y duraderos. En el caso de que se encuentre dentro de las posibilidades, se recomienda que el género sea resistente al agua, para evitar posibles accidentes.
Además, sobre todo cuando se trata de mochilas para niños pequeños, es crucial que la mochila tenga una estructura bien armada. Y que tanto la parte de la espalda, como la de las cintas para los hombros estén acolchadas.
Más allá de ofrecerles a los niños una buena mochila es necesario explicarles la manera correcta de usarla para evitar lesiones a largo plazo:
1. Llevar la mochila correctamente colocada, utilizando siempre las dos cintas para los hombros, bien ajustadas.
2. Distribuir correctamente las cosas. Lo más pesado debe de colocarse en la parte inferior y sobre la espalda. Mientras que lo más ligero tiene que ser lo último en acomodar.
3. Cargar tan solo lo que se va a utilizar, evitando llevar todos los útiles para todos lados.
4. Evitar correr y jugar con la mochila puesta. Es mejor dejarla a un lado y después volverla a agarrar.