Una vez has dado a luz, muchas madres son incapaces de apartar su mirada de ellos. Les encanta verlos dormir, ver cómo toman el pecho, cómo se mantienen unas horas despiertos… Pero, a menudo, ciertas señales pasan desapercibidas en tu bebé y son un aviso de que algo no va bien. ¿Quieres saber cuáles son?
A continuación te hablaremos de esos signos que tu bebé te envía y que pueden llegar a salvarle la vida. Así, estate atenta a todos ellos.
Las primeras semanas de tu bebé: avisos que pueden ponerte en alerta
Cuando eres primeriza, lo normal es que te surjan muchas dudas sobre si lo estás haciendo bien, sobre si tu bebé está bien. Incluso aunque tengas experiencia, también podrías sufrir este problema. De ahí que tener a un pediatra cerca a quien puedas consultarle nunca está de más. Ahora bien, hay algunas señales que te pondrán en alerta y que harán que tengas que actuar, algunas veces de manera muy rápida. Algunas de las más habituales son:
La piel
Un bebé, cuando nace, suele tener la piel rojiza. Esta se vuelve más roja cuando llora, porque es como si se enfadara. A su vez, también puede tener partes blancas, llamadas vérnix, y algo moradas las manos y los pies.
Pero, ¿y si la piel de tu bebé no es así? Uno de los problemas de salud que puede acontecerle es que su piel se vuelva amarilla. Ocurre normalmente en el segundo o tercer día y se debe a un problema que puede afectar al hígado. Hablamos de la ictericia y, aunque no es grave si la coges a tiempo, sí que requiere un tratamiento y que los médicos lo revisen.
Si la piel es gris o muy pálida, te estará indicando que tiene una hipotermia, y hay que acudir al médico de inmediato. Lo mismo que si la piel es azul o morada, porque querrá decir que no le llega oxígeno a esas partes del cuerpo, bien por problemas respiratorios o cardíacos.
El cordón umbilical
Ya sabes que, durante unos días después del parto, tu bebé va a tener un tiempo parte del cordón umbilical. Este debes limpiarlo bien para que no se infecte pero, aún tras la caída, también debes seguir haciéndolo porque la zona del ombligo estará la herida fresca, sin cicatrizar.
¿Qué puedes encontrarte? Pues si ves que la gasa sigue manchada de sangre, tiene una secreción amarillenta y maloliente o bien que hay alguna inflamación, entonces es mejor acudir al médico. Puede que no sea nada, pero es mejor revisar y evitar problemas mayores, como pueden ser hernias umbilicales, bultos, etc.
Orina
La orina de un bebé debe ser amarilla clara. Cuando este no es el color habitual, puede estar indicándote que hay un problema. Por ejemplo, si es más oscura de lo normal, se dice que el bebé no tiene todos los líquidos que necesita, con lo que es bueno hablar con el pediatra y que te diga si aumentas el pecho o le das algo más.
Si hay manchas naranjas en el pañal, no te preocupes, que durante los primeros días es normal. Pero si pasadas unas semanas sigues encontrándotelas, puede ser algo a preocupar.
Lo mismo ocurre con las manchas de sangre, o la orina con sangre. Si la hace, te recomendamos que lo lleves al pediatra porque podría indicar que hay problemas de los riñones, infecciones, etc.
Las heces del bebé
Otra de las señales que tu bebé te envía de que algo no va bien son las heces. Normalmente estas, salvo la primera, que es el meconio y que es muy oscura, casi negra y pastosa, el resto deberían ser de un color mostaza con grumos. Pero, ¿y si no las hace así?
En un artículo anterior te comentamos sobre el color de las heces y lo que te pueden indicar. En este caso, has de estar muy atenta para llevarlo al pediatra, ya sea porque hace las heces duras, con sangre, con mocos, secas, o con sangre.
Abdomen dilatado
Fíjate en tu bebé, ¿cómo tiene el abdomen? Hay ocasiones en la que los bebés empiezan a dar signos de que algo no va bien en su cuerpo. Se muestran más inquietos, no se calman, etc.
En estos casos, conviene revisar el abdomen y ver que este no está inflamado o distendido. Si es así, acude de inmediato al pediatra porque podría ser algo grave y es mejor actuar con rapidez.
Respiración
Un bebé debe respirar entre 40 y 60 respiraciones por minuto. Y sí, puede haber segundos en los que no respira. Es algo normal. Pero no lo es si empiezas a notar que las costillas se hunden, que la respiración es más rápida, la presencia de ruidos extraños, ronquidos, aleteo nasal…
Todo eso puede indicar que existe un problema en su respiración y debes ir de inmediato al hospital para que valoren si es algo dentro de la normalidad o hay algún problema en la respiración del bebé.