Embarazo: los problemas que pueden surgir con la placenta

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Cuando te quedas embarazada, lo que quieres es que este estado pase lo más rápido posible para conocer a tu pequeño. Luego, lo que quieres es que el embarazo vaya bien, que no le pase nada a tu bebé, ni tampoco a ti. Sin embargo, desgraciadamente, aunque podemos prevenir que pase algo, hay veces en que no se puede. Y uno de los problemas que podría acontecer tiene que ver con la placenta.

Muchas veces, pensamos que los problemas solo van a venir del desarrollo fetal o de la madre, pero también la placenta puede crear problemas, y eso es lo que hoy vamos a comentar contigo.

La placenta: todos los problemas que puede dar en el embarazo

Como sabes, la placenta es una parte muy importante del embarazo. Esta forma parte de ti desde el mismo momento en que el embrión se instala en el útero, y además es la que ayuda a darle oxígeno y nutrientes, además de proteger, a tu bebé. Por eso, saber que esta puede tener complicaciones te pondrá el vello de punta. Pero a veces es mejor saber a lo que te enfrentas para tomar responsabilidad y no hacer locuras en el embarazo (ni antes si estás buscando quedarte embarazada).

De hecho, existen cuatro problemas que están relacionados con la placenta y que son:

Placenta previa

La placenta previa es aquella que no se implanta donde debe. Cuando se crea la placenta, esta se instala en el fondo de la cavidad uterina hacia una pared del útero. Pero la placenta previa no lo hace así, sino que se coloca en el orificio cervical interno, es decir, en la parte baja del útero.

Eso puede provocar que haya una obstrucción cervical o no (hay de dos tipos, oclusiva (que tapa el orificio) o parcial). Y puede determinar que el embarazo vaya a ser por cesárea o vaginal.

Ahora bien, la placenta previa no se «descubre» hasta el tercer trimestre, al final del embarazo, donde los médicos revisan para ver si el parto puede ser de una forma o de otra.

¿Qué pasa si tengo placenta previa? El síntoma que más te va a alertar es que empezarás a sangrar, pero no tendrás dolores ni otros síntomas. Esto será normalmente a finales del segundo trimestre o en el tercero. En ese momento, acude a urgencias para que te examinen ya que, si tienes placenta previa, tienes que estar en reposo y evitar esfuerzos o relaciones sexuales. Aunque parezca una tontería, en el parto puede existir riesgo de hemorragia y muerte.

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Desprendimiento de placenta

El desprendimiento de placenta es algo que ocurre de manera natural cuando se da a luz. Después del bebé, llega echar la placenta. El problema viene cuando ese desprendimiento de placenta se expulsa antes, ya sea total o parcial, de dar a luz. Es decir, que aún no se da el parto y la placenta ya se suelta de las paredes del útero.

¿Qué pasa si se desprende la placenta? Entre los síntomas que vas a sentir estarán: dolor, sangrado de color oscuro, endurecimiento abdominal, dolor de espalda…

Has de saber que esta situación pone en gran peligro a tu bebé, porque hablamos de un «órgano» que le proporciona oxígeno y nutrientes que deja de funcionar. Así que lo que se hace en ese momento es intervenir por cesárea para sacar al bebé cuanto antes (en ocasiones también puede hacerse por parto vaginal).

Placenta envejecida

Con el paso del embarazo, la placenta se va secando, envejeciendo… En otras palabras, los nutrientes van siendo más escasos porque ya no hay que nutrir tanto al bebé, sino que ya llega el momento del parto.

Sin embargo, hay veces en las que la placenta empieza a «fallar» antes, haciendo que la vida del bebé se ponga en peligro. En este sentido, los médicos suelen establecer grados para saber si una placenta está envejecida o no. Cuando alcanza un grado II o III y lo hace antes de la semana 34, entonces la califican como tal y eso puede desencadenar que haya un parto prematuro, que el bebé nazca con bajo peso, etc.

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Fuente: Pixabay

Placenta adherida o acreta en el embarazo

Como te hemos dicho antes, la placenta se «pega» a las paredes del útero. Sin embargo, la placenta adherida o acreta es aquella que va más allá del endometrio del útero y también invade los órganos cercanos, el músculo uterino… Es decir, que crece más de lo que debe y en lugares donde no debería estar.

Esto puede hacer que tengas un sangrado al final del tercer trimestre pero, lo que de verdad les dice a los médicos que pasa algo es que, a la hora del parto, la placenta no sale por sí sola. Y el problema es grave, ya que si no se despega, el médico puede no tener otra opción que extirpar el útero.

Aunque esta situación no es muy habitual, puede darse, al igual que las anteriores. De ahí que los médicos siempre recomienden que el embarazo se lleve de manera saludable para que no ocurran problemas que puedan evitarse.

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