En el momento en que sabes que estás embarazada se inicia una espera de nueve meses en las que las visitas al ginecólogo deben estar presentes. Sin embargo, después de ese subidón de adrenalina por saber el estado de buena esperanza, pueden aparecer los miedos con esa cita ginecológica. ¿Quieres saber qué pasa en ese momento?
A continuación te ayudamos a desvelar lo que va a pasar en esa primera visita al ginecólogo y todo lo que debes tener en cuenta.
La primera visita al ginecólogo estando embarazada
Lo primero que debes saber cuando te quedas embarazada es que no tienes que ir corriendo al ginecólogo en el mismo momento que lo sabes. En realidad, la primera visita se lleva a cabo entre la semana 6 y 9. Es decir, que hasta que no estás de mes y medio o dos meses largos, no tendrías que acudir. ¿Eso quiere decir que no tengo que ir antes? No. Cada mujer es diferente y hay veces en las que, bien por el estilo de vida, por los antecedentes, o por otros motivos, es mejor acudir al ginecólogo al poco de enterarse.
La historia clínica de la embarazada
Cuando vayas al ginecólogo, pueden ocurrir dos supuestos: uno, que vayas a uno público, y por tanto tendrán acceso a todo tu historial médico; y dos, que vayas a uno privado, con el que no cuenta con esa información.
Si vas al primero, no debes preparar nada, porque se supone que revisarán la historia clínica de la embarazada, así como del padre, para anticiparse por si hubiera algún problema. Por supuesto, le médico preguntará todas las dudas que le puedan surgir, y tú misma podrás aclararle algo o darle más información al respecto.
En el segundo caso, el médico va a «ciegas», es decir, depende de ti que le des toda la información que necesita sobre ti, desde antecedentes, problemas de enfermedades importantes, intervenciones quirúrgicas, estilo de vida, alimentación, ejercicio, problemas familiares…
¿Qué tipo de información necesitan? Que no te extrañe que los médicos te pregunten acerca de abortos previos (tuyos o de tus familiares), enfermedades, operaciones, antecedentes familiares importantes, alergias… Son preguntas habituales que pueden repercutir en cómo van a controlar tu embarazo. Si no es tu primer hijo, lo más seguro es que quieran saber cómo fue el embarazo y el parto anterior, si pasó algo, si todo fue normal… Aunque se sabe que cada embarazo es diferente, lo cierto es que hay que adelantarse a posibles problemas que puedan surgir.
Las pruebas en la primera cita
Una vez recopile toda esa información, el siguiente paso será el de mandar ciertas pruebas para que te las hagas. Normalmente consiste en un análisis de sangre y de orina. Además, en la consulta es habitual que te tomen la tensión arterial y el peso, para saber por qué peso empiezas y determinar cuánto deberías engordar.
En el análisis de sangre suele pedirte el grupo sanguíneo y Rh para estar preparado por lo que pueda pasar; así como la hemoglobina, anticuerpos ante infecciones, azúcar, hierro, etc.
La primera ecografía
Esto último no sucede en todos los médicos, pero muchos deciden hacer una ecografía de confirmación. Y es que, en lugar de esperar al análisis lo que hacen es hacer una ecografía, más concretamente un ultrasonido transvaginal para comprobar que efectivamente el embarazo está presente pero, sobre todo, para confirmar que este se ha gestado en la cavidad uterina, y no se trata de un embarazo ectópico (si fuera así hay que interrumpirlo cuanto antes).
También con esta prueba se consigue confirmar que el saco amniótico está presente e incluso de si es un embarazo único o múltiple, y con suerte, percibir el latido fetal (dependiendo de la fecha en que acudas podrá ser más o menos probable que lo escuches).
El tratamiento de inicio en el embarazo
Finalmente, después de todo lo anterior, toca el tratamiento. Y es que debido a tu estado de buena esperanza, tocará que empieces a tomar ácido fólico junto con un suplemento de yodo. En muchos casos también se recetan vitaminas para mejorar el estado de salud del cuerpo y que no tenga ningún tipo de carencias, sobre todo durante los primeros meses en los que se producen tantos cambios.
La fecha del parto
A pesar de que aún está muy lejano, lo cierto es que uno de los datos que cogen los médicos de la embarazada es el cálculo de la posible fecha del parto. Esto es algo que se hace en la primera visita y casi siempre fallan (solo el 1% de las fechas aciertan, pero al menos sí que están por ese periodo).
¿Cómo lo hacen? Pues tienen un gestograma, que es una rueda en la que ponen la fecha de la última menstruación y, así, saben cuándo puede ser la fecha del parto. Esto lo calculan siempre porque las 40 semanas se toman en cuenta a partir del primer día de la última menstruación.